Edificios
sin rostro en la pantalla de mi añejo celular, la mirada inánime de un cadáver,
larvas comedoras de carne putrefacta, sollozos en la habitación umbría,
algazara de niños en el parque de recreo, recuerdos de la infancia, ahora el
viento displicente mece los columpios y juega allí sólo, ulular compungido y
quejumbroso, pasillos de casas infectados por repugnantes cucarachas, crepitar
de exoesqueletos, el reflejo nacarado de su armazón opaco, sombras indelebles
de árboles que ya no están se perfilan en el suelo de cemento de la ciudad
inerte, caminante insomne deambula, la hemoglobina escruta las calles desiertas
de la ciudad buscando oxígeno, esta noche el tiempo fluye más despacio y cada
paso del caminante se solaza en la urbe deshabitada, el gato indómito,
asustado, se refugia bajo un coche, la bolsa marsupial, la gatita está encinta
y protege a su prole, instinto de supervivencia, el caminante solitario se
detiene abruptamente y se arrodilla y llora y se cubre el rostro con sus manos
trémulas, la vida tirada dentro de un cubo de basura, el grácil vuelo de los
buitres, manchas obscuras deslizándose en el cielo despejado trazando círculos
concéntricos, festín de carroñeros, sólo la luz lechosa y hechizante del televisor
ilumina la estancia y se escucha la voz susurrante de fray periodista desde su
púlpito en la televisión, cantos de sirena, sinapsis embriagadas y aturdidas,
falacias tumescentes, lavado de cerebro, vivir en un presente perpetuo, el
síndrome de Korsakoff, amnesia anterógrada, incapacidad para crear nuevos
recuerdos, muestro credo se imbuye de confabulaciones e ideas del exterior, es
el capitalismo fisiológico, no hay tiempo para reflexionar, sólo para hacer y
haciendo ser feliz, la vida de una persona se descompone en una mera sucesión
de presentes temporales, deshilvanados, atomizados, bulimia consumista, la vida
da asco, la mariposa extiende la probóscide y liba con fruición el jugo dulzón
de la flor, en el ínterin, la larva de la avispa devora inmisericorde a la
oruga dentro de su capullo, sin embargo, en la naturaleza no rige ningún código
ético, la ética pertenece exclusivamente al ser humano, su conciencia le
permite prospectar el futuro, odio al Homo
Sapiens y aunque sin vello mono se queda, este país se va a la mierda, los
partidos políticos son herramientas al servicio del mantenimiento del statu quo, emergen en momentos clave,
discursos mesiánicos, el yo pujante y hostil ve canalizada su ira en una
falacia ignominiosa que lo diluye en la vulgaridad del grupo, amalgama de egos,
corderos medrosos, el fuego de la ira en la mirada se apaga, confiamos en un
cambio que jamás llegará porque confiar aquí es sinónimo de haraganería y sólo
la sangre puede subvertir la iniquidad actual, yo sólo quiero que me dejen en
paz.
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