viernes, 15 de abril de 2016

UNO CONTRA UNO



01.50. Veo en la televisión un programa picante presentado por Lorena Berdún: “Si lo acaricias con dulzura el clítoris de la mujer se agranda y se pone erecto. Para ello puedes usar la lengua o utilizar la punta del pene (me estoy excitando), realizando movimientos circulares y en espiral, arriba y abajo. Debéis pensar, chicos, que los genitales femeninos son como un parque de atracciones, o teclas de un piano que muchos de vosotros aporreáis sin sentimiento”.

02.01. Telefoneo a una compañera de la facultad apasionada del baloncesto y le invito a ver el partido de la NBA en mi casa.

02.50. Libo el néctar azucarado de su sexo con mi lengua- probóscide, labios trémulos de pasión hallan tesoros ignotos y placeres ocultos en besos mimosos sobre su vientre cálido, su cuerpo se arquea y danza convulso, frenético, el comentarista lo define como virtuosismo en el manejo del balón; lozano alpinista de rostro rubicundo escalo por turgentes montañas, dos bolas de fuego que abrasan, me detengo en la ladera, solazado en la contemplación del paisaje, y lamo con fruición su contorno esférico. Corono su cima carmesí mientras juego como el niño curioso mordisqueando los pezones con una sonrisa traviesa en mi faz, y la contemplación de sus ojos verde- azabache me instan a continuar con igual resolución, poseído por el espíritu del romanticismo. El pianista toca una dulce melodía, mis dedos forman una T, el proyectil de cuero gira en el aire trazando una parábola perfecta, horado su sexo anaranjado haciendo vibrar la tupida e inextricable red nerviosa nívea que inerva sus genitales.

03.15. Me dice que lo que más le gusta de mí es la facilidad con la que encesto, que contempla ensimismada el movimiento oscilante de la red con cada canasta anotada.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario